viernes, 10 de junio de 2011

EL COLOR DE LA POBREZA

Autor: Eliseo León Pretell *Poeta peruano
Houston Texas, EE UU

Al fin pude comprobar
el color de la pobreza,
al palparlo con tristeza
negro pude imaginar.

Hoy esta tarde al cruzar, las calles de mi ciudad,
he visto con claridad, y por fin me convencí,
son: “ ámbar y carmesí”
sus colores de verdad.

****
Saltó la necesidad,
tras el permisivo verde,
vi al estómago que muerde,
con atroz ferocidad.

Niños con habilidad, y un arrojo de pantera,
limpian un auto cualquiera, no hay tiempo para el antojo,

¡Es el ámbar! ¡Viene el rojo!
el hambre los desespera.

****
Como si la calle fuera,
la madre y padre a la vez,
es este mundo al revés,
que a diario nos exaspera.

Vemos como degenera, la niñez pobre y hambrienta,
cara sucia, macilenta, harapientos y descalzos,
luciendo entusiasmos falsos
en su sonrisa sedienta.

****
Es un deshonor y afrenta
a la gente y su ciudad,
sin embargo es la verdad,
de la sociedad sangrienta.

Del padre que no alimenta, de la madre libertina,
de droga, sexo y cantina, calle, alcohol, tabaco y fiesta,
es la más clara respuesta
de la indigencia sentina.

****
Por una escasa propina
nos sorprenden de momento,
pasando un paño mugriento
a medias en cada esquina.

Nos ofrecen golosinas, con su voz desafinada,
chirrían su estrofa ensayada, de algún tema picaresco,
dándole un cuadro grotesco
a nuestra plebe cansada.

****
Otros con trapo y pomada,
van tanteando la vida,
ofertando una pulida,
para la cena esperada.

O talvez para esa ansiada, "Jalada" de "Terokal"
que los transporte al umbral, de algún gozo delirante,
raro sueño alucinante
con su despertar fatal.

****
Pasa el gobierno inmoral,
otro alcalde demagogo,
cada día deja un "drogo"
en el cieno mundanal.

Otro hogar hecho cendal, cuantos niños más al vicio,
echados al precipicio, de la sucia calle oscura,
perdidos en la basura,
sin frazada y sin hospicio.

****
Hagamos el sacrificio,
de rescatar esas vidas,
quien sabe no están perdidas,
regresémoslos al juicio.

Mientras veamos un indicio, que abrigue alguna esperanza,
nuestra pobreza si alcanza, para otro pan en la mesa,

Dios bendice con largueza
si cumplimos su ordenanza.

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