Germán Rodas Vásquez: EL DESPRECIO DEL POBRE

Voy caminando ahora lentamente
por el sendero feral de la vida,
cada paso que doy, francamente,
va dejando una huella conocida.

Mis pasos, vestigios cruentos,
no sé cuántos serán mis pasos ...
significa cada uno de ellos:
éxitos, fama, errores, fracasos.

Voy caminando ahora lentamente
pensando en los pobres y los ricos,
pensando en este mundo divergente
de blancos, negros, mestizos, indios ...

La verdad es que no sé exactamente
cuántos pobres habrán en este mundo,
ellos comen con el sudor de su frente,
con su trabajo y su dolor profundo.

Todos ellos están en mi pensamiento,
voy mirando absorto a todas partes,
atisbando el hondo sufrimiento
de mis pobres hermanos emigrantes.

Voy caminando ahora lentamente
maldiciendo el crimen, el vicio,
las drogas y todo acto indecente,
y la sangre derramada sin indicio.

Dios mío, siendo tú un ser admirado,
por qué permites el crimen y el suicidio,
¿cuántos muertos hasta ahora has recibido
que no sean como tú lo has deseado?

Voy caminando ahora lentamente
sin prisa ni temor a la envidia,
ni alodio ni al desprecio ni a la muerte
ni al vicio ni a la maldad ni a la mentira.

¡Dios mío, yo que amo la verdad y no miento
hasta cuándo soportaré la injusticia ...
no siembres la maldad en mi pensamiento,
no me quites ni la paz ni la justicia!

Voy caminando ahora lentamente
avizorando que la juventud se desperdicia,
sin horizontes ni metas en su mente
dejándose arrastrar pon la inmundicia.

Voy caminando en todas direcciones
recordando los días de mi infancia,
mis costumbres, mi música, mis tradiciones;
la fe, la honradez, el respeto, la modestia ...

A pesar que me desprecian y me detestan
no tengo rencor por nada ni por nadie,
si yo insulto y ellos me contestan,
comprendo que es caer en la barbarie.

También, conscientemente, comprendo
que ser rico no es difícil ni imposible,
trabajando duro seguiré viviendo,
ya que en esta vida... todo es posible.