sábado, 5 de septiembre de 2009

MARÍA ALEJANDRA SALOMÉ CHU CASTILLO: MI SILENCIO

No hay nada más puro que el silencio. Mi cuerpo, mi mente y mi alma gritan en silencio. Gritan al no hallarse comprendidas, gritan de dolor, pena, angustia, ira y temor.
Esa melodiosa voz que endulza mis oídos, tan fina, tan bella, tan amada, se convierte de pronto en estruendo que retumba dentro de mi ser y me aniquila. Esa voz tormentosa que arrastra y hace naufragar un barco lleno de ilusiones hasta la orilla del mar.
Pero el silencio sigue siendo puro y transparente. Mi voz enmudecida llega a los oídos de los confines del mundo con tanta claridad y firmeza.
Mi silencio dice mucho, no es sumisión, ni carece de perfil bajo, no es derrota ni aceptación. Significa entonces paz, belleza y triunfo.
Aquella voz iracunda aprenderá lo bueno y lo bello del silencio, aceptara su derrota unida a la terrible humillación que sufrirá.
Un áurea radiante aplacarà la oscuridad de tan temible voz.
En la profundidad de mi alma, mi corazón entristece, pues aun no logra entender esta angustiosa situación y mucho menos otros lograran comprender la voz de su silencio.

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