miércoles, 13 de diciembre de 2017

ANAYA ARCE, Hernán Luis


Chancay- 1968

LOS HUESOS DEPRIMIDOS (2012) 
Los huesos deprimidos, salen de su eterno descanso 
Para recorrer sus pasos por las calles de su juventud 
Pero entre la multitud ya no habrá su generación 
Y se sentirá ajeno en esta tierra de vida miserable. 

Y sentado sobre una piedra cava que no tiene alma 
Enturbiara su mente de nostalgia abierta 
Meditara de esta ciudad fantasma adonde regreso 
Y vera el cielo azul extenderse hacia el infinito. 

¡Qué paso se preguntara! De este mundo moderno 
Donde la gente hurga, la necedad en el rostro ajeno 
Y ver a los descarnados hombres de corbata fina 
Danzando en el egoísmo ruin de esta historia sin fin. 

¡Cuánta pobreza! El dolor me azota hasta el tuétano 
Ver al pueblo con corazones horadados por fusiles 
Y su voz de protesta silenciados en la horca del fuerte 
¿Dónde está la libertad de la raza que clama justicia? 

Y con el pretexto de una nación grande para los tuyos 
Te despoja de tu fuerza y consume tus pulmones 
Para seguir escribiendo la página negra de la historia 
Para seguir escudándose en la constitución de pocos. 

¡Que le espera a la juventud! Mirando hacia el horizonte 
Mientras el político duerme en tus sienes en tus penas 
Y se levanta pensando en robarte tu humildad, 
Cuando tú sueñas cual será la patria del mañana. 

De donde vengo no hay fronteras ni cantar de himnos 
Ni batallones que ondean banderas conquistadas 
No existen ricos ni pobres, ni bolsillos de doble fondo 
¡Ay de mí! Nadie escucha el clamor de una calavera. 
No tengo piel donde se adhiera la injusticia social 
Ni olfato donde se respira la pérfida inmundicia 
Pero puedo ver la agonía existencial de los hombres 
Una juventud que se agita en protestas y pancartas. 

Ni siquiera tengo sombra, pero puedo escarbar la tierra 
Que entrego su piedad para guardar siglos de calaveras 
Y que no saquean nuestros derechos ni oprimen sin piedad 
Como los que acallaron la voz de la verdad y la libertad. 

¡Hoy triste partiré! Ya que no hay mañana para mí 
Un lejano refugio me espera ahí no hay hombres de polvo 
Ni siglos de lucha por liberar la dignidad secuestrada  

Solo lecho de luz donde descansan los huesos deprimidos.

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